LOS ERRORES MAS COMUNES DE UNA MADRE PRIMERIZA!
1. Dudar de tu capacidad como madre. Tu instinto maternal es natural, surge espontáneamente y debes confiar en él. Aunque al principio, te encuentres cansada y con molestias tras el parto, la mayoría de las mujeres son capaces de cuidar perfectamente de nuestros bebés, pero necesitamos ayuda para otras cosas, como para ir a la compra, hacer todo. Mantén a tu bebé a tu lado y cuida de él, te dará seguridad para superar la revolución hormonal post-parto y te alejará de la depresión.
2. Dejarte aconsejar. Es muy típico que todo el mundo te cuente su embarazo, su parto y después cómo criaron a sus hijos. Con la mejor de las intenciones, te darán consejos, sin saber que lo que funcionaba hace unos años, no sirve ahora. Antes de poner en práctica remedios caseros o trucos de la abuela, consulta siempre antes con tu pediatra.
3. Mantener a tu bebé en una burbuja. Tratar de evitar que los demás toquen al bebé, es un esfuerzo que puede desanimar a cualquiera. Al principio, creemos que nuestro recién nacido es tan tierno, que cualquier movimiento brusco puede romperlo y, después, pensamos que su sistema inmunitario es tan frágil que cualquiera puede contagiarle alguna enfermedad. Relájate y deja bien claro a tus amigos y familiares que quien esté enfermo se abstenga de acercarse al bebé, es de sentido común.
4. Extremar la higiene. Esterilizar todo lo que toca el bebé es bueno, sobre todo, durante los tres primeros meses. A partir del segundo trimestre ya puedes relajarte un poco con el tema de la esterilización, manteniendo siempre limpios los objetos con los que esté en contacto. Le ayudará a crear sus propias defensas y a protegerse de alergias futuras.
5. Bañarlo a diario. Respecto a su higiene personal, no es necesario bañarlo todos los días porque el manto lipídico de su piel se altera con el baño, aunque le hidrates bien la piel después. Al principio, con bañarlo dos o tres veces a la semana es suficiente.
6. Envolverle en mantas. No es bueno que el bebé tenga frío, pero tampoco que pase calor. El calor y la sudoración en el recién nacido están relacionados con la muerte súbita y con el riesgo de asfixia. Para saber si tiene calor, sólo tienes que pasar tu mano por el cuello de tu bebé para ver si suda. Si, por el contrario, crees que puede tener frío, toca sus manos y sus pies para notar si están fríos o ver si presentan un color amoratado.
7. Velar su sueño. Tanto si eres de las que te has comprado el método Estivill para dormir a tu bebé como si eres partidaria de practicar el colecho, mantener toda la casa en silencio mientras duerme es un error. Enseñarle desde el principio a dormir con el ruido de la lavadora o el lavavajillas funcionando, con música de fondo o con la conversación de una tertulia en el salón te facilitará mucho la vida. Habituarse a dormir con los sonidos cotidianos de una casa le ayudará a diferenciar el día de la noche. Por eso, también es importante no bajarle la persiana durante el día y dejarle a oscuras por la noche para que sus ciclos de sueño vayan acoplándose al de los adultos.
8. Ir a Urgencias a la primera de cambio. En casa de los padres primerizos suele sonar la alarma antes que en el resto de los hogares y en Urgencias lo saben. Poco a poco, el personal sanitario de Urgencias te irá enseñando a observar a tu bebé para contar qué le pasa, a bajarle la fiebre y esperar, a ir a su pediatra y a recurrir a Urgencias sólo cuando sea necesario.
9. Respetar horarios de comida. Alimentar al bebé a demanda significa darle de comer cada vez que lo desee sin estar pendiente del reloj. Aunque hace tiempo que se estableció que el bebé debía comer cada tres horas, es posible que tu hijo reclame su alimento antes de tiempo. Para establecer una lactancia adecuada es importante respetar sus tiempos y procurar que mame y vacíe los dos pechos en cada toma, ya que la leche del final es más saciante ya que contiene más grasa y, por tanto, calorías.
10. Llevarle a la peluquería. Las características del pelo de tu bebé no serán definitivas hasta su primer cumpleaños. Al nacer, suelen tener una pelusilla que puede quedarse de punta, unas veces, otras tener un aspecto lamido y otras encrespado. La costumbre de raparles la cabeza para que el pelo crezca más fuerte no tiene argumentos. Puedes arreglárselo, pero si se lo rapas perderá calor corporal por la cabeza y, desde luego, no le crecerá más fuerte.
4. Extremar la higiene. Esterilizar todo lo que toca el bebé es bueno, sobre todo, durante los tres primeros meses. A partir del segundo trimestre ya puedes relajarte un poco con el tema de la esterilización, manteniendo siempre limpios los objetos con los que esté en contacto. Le ayudará a crear sus propias defensas y a protegerse de alergias futuras.
5. Bañarlo a diario. Respecto a su higiene personal, no es necesario bañarlo todos los días porque el manto lipídico de su piel se altera con el baño, aunque le hidrates bien la piel después. Al principio, con bañarlo dos o tres veces a la semana es suficiente.
6. Envolverle en mantas. No es bueno que el bebé tenga frío, pero tampoco que pase calor. El calor y la sudoración en el recién nacido están relacionados con la muerte súbita y con el riesgo de asfixia. Para saber si tiene calor, sólo tienes que pasar tu mano por el cuello de tu bebé para ver si suda. Si, por el contrario, crees que puede tener frío, toca sus manos y sus pies para notar si están fríos o ver si presentan un color amoratado.
7. Velar su sueño. Tanto si eres de las que te has comprado el método Estivill para dormir a tu bebé como si eres partidaria de practicar el colecho, mantener toda la casa en silencio mientras duerme es un error. Enseñarle desde el principio a dormir con el ruido de la lavadora o el lavavajillas funcionando, con música de fondo o con la conversación de una tertulia en el salón te facilitará mucho la vida. Habituarse a dormir con los sonidos cotidianos de una casa le ayudará a diferenciar el día de la noche. Por eso, también es importante no bajarle la persiana durante el día y dejarle a oscuras por la noche para que sus ciclos de sueño vayan acoplándose al de los adultos.
8. Ir a Urgencias a la primera de cambio. En casa de los padres primerizos suele sonar la alarma antes que en el resto de los hogares y en Urgencias lo saben. Poco a poco, el personal sanitario de Urgencias te irá enseñando a observar a tu bebé para contar qué le pasa, a bajarle la fiebre y esperar, a ir a su pediatra y a recurrir a Urgencias sólo cuando sea necesario.
9. Respetar horarios de comida. Alimentar al bebé a demanda significa darle de comer cada vez que lo desee sin estar pendiente del reloj. Aunque hace tiempo que se estableció que el bebé debía comer cada tres horas, es posible que tu hijo reclame su alimento antes de tiempo. Para establecer una lactancia adecuada es importante respetar sus tiempos y procurar que mame y vacíe los dos pechos en cada toma, ya que la leche del final es más saciante ya que contiene más grasa y, por tanto, calorías.
10. Llevarle a la peluquería. Las características del pelo de tu bebé no serán definitivas hasta su primer cumpleaños. Al nacer, suelen tener una pelusilla que puede quedarse de punta, unas veces, otras tener un aspecto lamido y otras encrespado. La costumbre de raparles la cabeza para que el pelo crezca más fuerte no tiene argumentos. Puedes arreglárselo, pero si se lo rapas perderá calor corporal por la cabeza y, desde luego, no le crecerá más fuerte.
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